Descubre, Conoce, Siente Otra Forma de Educar

Actualmente el sistema educativo español, está entre dos aguas. Está a un paso para descubrir el cambio, la zona mágica, pero para llegar ahí, es necesario cruzar el abismo que separa la zona de confort y la zona mágica.

¿Qué quiere decir esto? Estamos empezando a ser conscientes de que la forma en que hasta ahora hemos enseñado, se ha quedado obsoleta porque las necesidades han cambiado. Pero en este transcurso, son muchas las emociones que se despiertan, algunos la alegría, a otros la tristeza. Y todas estas emociones nos dan información de cómo estamos. Información que es necesaria saber interpretar, porque si nos dan un libro que está escrito en otro idioma, no nos enteramos de nada. Pues lo mismo pasa con las emociones, hasta ahora no se ha tenido en cuenta la parte emocional. Y ahora es cuando se está iniciando la alfabetización, para que poco a poco podamos interpretarlas para conocer y saber qué nos quiere decir, para ayudarnos en nuestro camino.

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Es por ello que, es necesario adaptarnos al cambio. El cambio de paradigma educativo, de las emociones. Pero este cambio es necesario gestionarlo, para evitar quedarnos en la zona de confort, cómo bien hemos hecho hasta ahora, porque gracias al cambio, hoy por hoy, la especie humana continua. Hemos evolucionado hasta llegar a donde estamos porque en la vida lo único que es constante es el cambio. Para ello, es interesante no resistirnos, porque como dice Carl Jung a lo que te resistes, persiste.

Para poder iniciar el cambio, considero que es necesario, pararnos, para observar qué tipo de educación queremos, definir qué cosas son importantes que aprendan y una vez que sabemos qué queremos, vamos a pensar la forma de hacerlo, cómo lo vamos a
hacer. Seguidamente, veremos con qué recursos contamos para poder realizar lo que deseamos y por último, con quien podemos contar, cuando vamos a iniciar ese cambio y para qué lo vamos a hacer. Este último paso es muy importante porque el para qué,
es el motivo que nos va a llevar a la acción, la voluntad, fuerza intrínseca, la energía que nos va a hacer avanzar y no perder el norte. Para todo ello nos basaremos en la metodología del coaching, concretamente el coaching educativo, ya que estamos hablando de este ámbito.

El coaching es un proceso de aprendizaje y evolución. En el mundo educativo, se utiliza más la palabra “acompañamiento” que coaching. El objetivo que tiene este proceso de acompañamiento es crear un espacio de reflexión, para poder tomar conciencia,
aprender, desarrollarse y crecer como persona. El aprendizaje parte de una/o misma/o. Además, en el coaching se crea un espacio para observar, reflexionar, profundizar y actuar, teniendo en cuenta en todo momento la parte emocional y relacional, integrando
aquí la inteligencia emocional.

En definitiva, el coaching lo que trata es de acompañar a la persona a que saque su potencial por ella misma, que busque y encuentre sus propias respuestas. De esta manera, estamos potenciando la responsabilidad, la autonomía, el pensamiento crítico,
divergente y creativo de esa persona, porque asume la responsabilidad de su vida, tomando sus propias decisiones, creando y diseñando su vida en un boceto en blanco, sin nada establecido.

Causalmente, si nos basamos en la etimología de la palabra educar, del latín educare que proviene de educere y su significado sería guiar a la persona para sacar lo mejor de sí, desarrollando todo su potencial.

Es muy interesante, ya que la palabra coaching y educar más o menos tienen el mismo concepto. Aunque, no es lo mismo, porque en el coaching no se guía o se conduce si no que se acompaña. Pero la idea general es acompañar para poder revelar el propio
potencial. Es por ello, que considero que es necesario volver a reconectar con el significado propio de lo que es educar, porque ha habido un tiempo dónde realmente educar no significaba eso. Educar sólo era transmitir el conocimiento al alumnado, sin
hacerles pensar, reflexionar, cuestionar porque políticamente tampoco interesaba que la gente pensara.

“La educación tradicional ha primado el conocimiento por encima de las emociones” (Bach y Darder, 2002) potenciando la parte racional y dejando de lado las emociones. Algo que es crucial de educar desde bien pequeños, porque todos los días sentimos y
lo que marca la diferencia és lo que hago con mis emociones, con mis sentimientos, cómo actúo, ya que eso nos puede perjudicar la vida si no lo hacemos correctamente. Porque puedo tener un gran conocimiento con respecto a mi trabajo, pero si no se
gestionar mis emociones y pierdo mis papeles, puede pasar que me quede sin trabajo aun siendo muy inteligente.

Por ello, en la educación es tan importante el coaching como la inteligencia emocional. Además, según el informe de la Unesco “La educación encierra un tesoro” (J.Delors, 1996) explica que en el siglo XXI los pilares básicos de la educación serán aprender a
conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. Si nos basamos en estos pilares estamos educando para la vida.

¿Cómo podemos integrar estos pilares? Educando a través de la inteligencia emocional.

Según la versión original de Salovey y Mayer (1990), padres de la inteligencia emocional, la definieron como “la capacidad para supervisar los sentimientos y las emociones de uno/a mismo/a y de los demás, de discriminar entre ellos y de usar esta
información de la acción y el pensamiento propios”.

Según Daniel Goleman, psicólogo, dice que la inteligencia emocional es la capacidad de reconocer, aceptar, canalizar nuestras emociones para dirigir nuestras conductas a objetivos deseados, lograrlo y compartirlo con los demás”.

Basándonos en las competencias de la inteligencia emocional, tiene un paralelismo con los pilares básicos de la educación para el siglo XXI. Ya que, según Daniel Goleman, son cinco las competencias de la inteligencia emocional y son el autoconocimiento, la
autorregulación emocional, la automotivación que formaría parte de la parte intrapersonal, parte interna de la persona. Y la parte interpersonal, que es la relación con los demás, donde hay dos competencias la empatía y las habilidades sociales.

Estas competencias consisten en la habilidad de autoconocerse, tomar conciencia de quién soy, cómo actúo y cómo son mis resultados además de conocer mis recursos habilidades, fortalezas, debilidades. Una vez que ya nos conocemos, descubrir qué
emociones hay, qué nos quieren decir y aprender a autorregularnos para estar en equilibrio, y de esta manera, poder  automotivarnos.

Para que una vez que sabemos quiénes somos, qué nos dicen nuestras emociones y como automotivarnos, podamos empatizar y desarrollar habilidades de escucha activa, asertividad, empatía para obtener relaciones ecológicas y sanas con nuestro entorno.

Es decir, se trata de conocer nuestras emociones para comprenderlas y desarrollar la habilidad de regularlas para crecer de manera emocional e intelectualmente.

Para finalizar como decía Nelson Mandela la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo. Y para ello es necesario basarnos en el coaching y la inteligencia emocional para crear personas con herramientas para la vida que aprendan a conocer,
aprendan a hacer, aprendan a vivir juntos y aprendan a ser.

Ya lo decía un Aristóteles, “educar la mente, sin educar el corazón, no es educar en absoluto.”

aina gosalbez

 

 

Aina Gosalbez
Experta en Coaching, Inteligencia Emocional y PNL

18+