Nunca había oído hablar del Coaching hasta que en 2011 mi empresa me ofrece un programa de formación llamado Líder extraordinario. Entre otras muchas cosas, la formación tenía una evaluación 360 por parte de mi equipo y de mis compañeros, que tenían que valorarme en distintas facetas de mi desempeño. Primera sorpresa, me encontré con muchas fortalezas que desconocía en mi, así como puntos de mejora que, desde mi punto de vista, eran fortalezas. De repente, era consciente de mi desconocida zona ciega. Esta era la primera parte del proceso. Conocido el feed back de mi entorno laboral, comenzamos con el plan de acción, ni mas ni menos que un proceso de Coaching.
Tuve la gran suerte de compartir esa experiencia con un excelente Coach, JL Lozano al que estaré eternamente agradecida por el trabajo que me hizo llevar a cabo para alcanzar mi objetivo. Cuál fue mi meta en aquel momento? Elegí 3 puntos de mejora para potenciarlos y convertirlos en fortalezas. De todos ellos, había uno que se convertía en un factor limitante en mi día a día, ni más ni menos que la cercanía con mi equipo.
Cuan importante es que tu equipo de trabajo te perciba como una persona humana, con virtudes y defectos, con aciertos y errores. Por supuesto, uno de mis defectos era el perfeccionismo, y , como buen perfeccionista que se precie, esperas el mismo nivel de los demás.
Primera tarea: leer “El no miedo”, de Pilar Jericó. Debemos ser conscientes de las oportunidades y amenazas en cada meta que nos propongamos, pero una vez identificados, marcar nuestro rumbo, plazos y plan de acción para así conseguirlo. Podemos equivocarnos en ese camino? Por supuesto. Nos servirá para aprender de ello . Nos perdonamos y seguimos hacia delante.
Aprendí esa lección. No pasaba nada porque mi equipo , compañeros o jefes fueran conscientes de mis errores, al contrario, daba pie a que juntos encontrásemos el camino para llegar al objetivo e incluso a nuevas oportunidades.
A través de todas las preguntas que José Luis me hacía durante cada sesión, conseguí quitarme esa coraza que no dejaba que ellos me percibieran tal como yo era , ni me dejaba a mi llegar a ellos. En ese momento, y aunque mi equipo siempre ha sido uno de mis valores, me di cuenta que no solo era sólo un valor sino una fortaleza. Juntos podíamos llegar a cualquier objetivo que nos propusiéramos.
Por último, y para enfocarme a mi propósito, en la última parte del proceso, leí “Cita en la Cima”, de Raimon Samso, o el método de los deseos cumplidos.
Tras realizar el proceso de Coaching, se volvió a pasar la evaluación 360 . Para mi sorpresa las valoraciones aumentaron un 25%
Tan importante es saber encontrar una buena fuente de feed back que nos ayude a completar nuestro auto conocimiento, identificando nuestras fortalezas y puntos de mejora a potenciar, cómo enfocarnos a nuestra meta o propósito . Una vez tomamos conciencia de ello, podemos llegar allá donde nos propongamos.
En mi experiencia el puente para llegar a esa toma de conciencia fue el Coaching ejecutivo. Un antes y un después que, llevado con responsabilidad y respeto, muestra al coachee que todos podemos ser cisnes.
Mónica Marquina
Experta En Coaching e Inteligencia Emocional